martes, 2 de octubre de 2007

PRIMAVERA

Ella percibió los pasos breves
en un rincón al sol
sobre el altar de las muñecas.
El aire tenía un trajín de polvo
un soplo como de vida nueva
que doraba su blusa.
Quién pudiera volar sobre ese fulgor
y ascender y asomarse al mundo.

AUSENCIAS


Publicado en la Colección de poesía Wallada
en Dardo -Antigua Impenta Sur-
Málaga, 2001

.
I
.
No menor que el vacío es este desorden
que la ausencia provoca;
este vacío que rodea a la vida rota
como un zigzag esforzado,
o esa invisible cicatriz del viento
que avanza despacio
hasta detenerse en los crisantemos
que adornan el salón
y tanta melancolía encierra.
Las mansas violetas ahuyentaron el invierno
y acecha tu rostro en los jardines
como una ráfaga vital
que ardiera adentrándose en la sangre
macerada por el dolor y el recuerdo
insufribles.
Cálida marea que devora cuanto toca
y estalla en los ojos como un bermellón
fermantado.
.
II
.
Engañan los recuerdos como una costumbre
que enciende el esfuerzo de estar vivo
y el hombre se aferra a lo transitorio.
Engaña la costumbre de las estaciones
fugitivas como la luz, como la niebla,
lo mismo que un bautismo
que quiere ser alegre y es melancolía
pero mantiene los muros inhiestos,
los muros que limitan lo doméstico,
que nos salen al encuentro cada día
y nos revelan que el tiempo pasa
mientras cubrimos quehaceres
que entretienen.
.
III
.
Parece que aún resuene entre las piedras roncas
tu voz de contrabajo.
Parece como si manase entre las acacias
todavía
tu agua de diciembre,
el aroma de tus frutos,
el revuelo de tu regreso tornadizo
y el eco de tu último diálogo.
Pero el vacío acecha en las esquinas
y borbotea la lluvia sobre los charcos
medrosos
que la luz tornasola.
.
IV
.
Quiero desterrar de la memoria
el suave roce de tu mejilla
en mi vientre.
Demasiada herida la de la voz
que pide amor.
Todo en esta temprana primavera
te trae a mí como un perfume
que tras largo encierro se destapa.
Demasiado aroma en el aire
que despierta gozo
y me rompe en mil pedazos.
.
V
.
Ese latido
como en el mar se encabrita una ola;
ese roer de flores carnívoras
donde mi piel y su piel confluyen
y el dulce cataclismo se produce...
Ese estallido
de sal, de mar, de toros montaraces,
como el fulgor de lo instantáneo pasa
y él vuelve a soñar con una mujer
con todas las mujeres
mientras yo permanezco
como una novia en una orilla...
.

sábado, 30 de junio de 2007

poesía contemporánea

MEDITERRÁNEO

(DEL LIBRO “TODOS LOS ROSTROS QUE SOY”

1996


ROSA RUIZ GISBERT


También está el mar
que es la forma que tiene
Dios de ser azul

Manuel Vincent


I

Cómo dominar el vuelo de las palabras
hasta encontrar esa voz que busco
-anhelo de pájaro o de llanto-,
esa voz que cante tu belleza
de tiempos pretéritos y de ahora mismo,
de esta tarde gris desvanecida
que muere sin que yo pueda evitarlo,
como muere el verano que se va
a calentar otras arenas,
mientras un frío azul tirita en mi piel.




I I

Dedicado a Ángela


Cómo poner palabras a mi verso
si tu nombre ya duerme en el recuerdo
y en los labios se torna reverente.
No hay promesas que traer a mi sueño
si vacía estoy de ti.
Sólo este anhelar las arenas de tu orilla,
la amada playa azul de tus abrazos,
mi nombre en la frontera de tu boca…
No hay nada en tu lugar porque te has ido
y muero yo contigo en la memoria.



I I I

Cómo soñar caballitos de mar entre los muslos,
estremecidos temblores azules
cubriendo todos los espacios
y un viento florecido de geranios.
Toda la luz de la tierra conmigo,
en un instante me hago incendio,
y es tu abrazo desnudo mi remanso
mientras afuera el tiempo se desboca.




I V

Cómo es tu abrazo azul y frío
en este submarino atardecer
que escribe poemas sobre mi vientre
hecho de agua,
que urge horizontes temblorosos
y aletea de recuerdos
hechos de espera,
y que amenaza con anegar mi piel
de callados torbellinos.




V

Cómo vagar por tus riberas
sin pisar las lágrimas de la luna,
sin escuchar el nombre
que las olas murmuran sordamente,
sin quedarse aterida de niebla
y de espacios sin eco,
sin llorar de nostalgia por una estrella,
sin soñar, por un momento, el paraíso
y que tú me dijeras: entra, esta es tu casa.




V I

Cómo en la noche vienen hasta tu orilla
afiladas luces de farolas;
la ciudad, a lo lejos, baila
en el aire de este instante inocente.
La muerte y los naufragios
se transfiguran con la fuga de los días
como si el anhelo del agua
no anegara tantas guerras perdidas.



V I I


Cómo la memoria de tus rompientes
engarza frases sin sentido
que sólo comprende la brisa;
porque la brisa siempre estuvo allí,
en las guerras y en la paz
de los pueblos antiguos
como de los pueblos modernos;
no así las lágrimas,
de dicha o de quebranto,
que esas, al fundirse con la espuma,
se volvieron azules y se perdieron
entre tus aguas, mar.





ROSA RUIZ GISBERT. BREVE NOTA BIOGRÁFICA

Rosa Ruiz Gisbert es Graduada Social, con dos cursos de Abogacía. Tiene publicada numerosa poesía en colectivo y en solitario, cuadernillos editados en la imprenta Dardo (antigua imprenta Sur), al cuidado de Ángel Caffarena, los hermanos Andrade y Rafael Inglada, así como relatos. Es cofundadora de la Asociación Alas. Se le concedieron varios premios, tanto de poesía como de relato, entre otros un accésit del Premio Relosillas. Tiene varios relatos en prensa y en colectivo con la Asociación Alas. Figura en el diccionario de autores y obras Corona del Sur 1965-2000. Colabora en la Revista Cultural y Científica “Isla de Arriarán”.
“El hechizo de Lucy” es la primera de sus novelas que se edita.

El HECHIZO DE LUCY, por Rosa Ruiz Gisbert