Felices fiestas y próspero año 2015
jueves, 18 de diciembre de 2014
viernes, 4 de julio de 2014
PEQUEÑOS POEMAS
Poemas de ROSA RUIZ GISBERT
Accésit del Ayuntamiento de Loja en Septiembre 2005
FUEGO
No puedo ver los árboles
que el paisaje perforaron negras
arañas
y todo permanece enmudecido
después del aquelarre de las llamas.
Puedo aún asomarme a las vertientes
-a cenicienta media luz-
y
obtener el don de las lágrimas
sin
que pájaros emprendan el vuelo.
En la tarde azotada de tristeza
se eleva como un lamento frío
que condena la muerte de lo verde.
Y O
Ha llovido mucho sobre mi infancia
y es un desorden si me miro al
espejo
en esta imagen nueva
de piel marchita y ojeras de otoño.
Cualquier día asomará un temblor
y yo volveré la cabeza altiva
y posaré los ojos sobre un libro
del que apenas sabré el contenido.
LA CULPA
El alma se inquieta vanamente
mientras va esculpiendo su forma.
Inventa
sin descanso una culpa
sin tener piedad de ella misma,
negándose el silencio y la quietud
sólo por tomar en serio palabras sin
importancia.
RECORDAR
Hacer memoria es volver al laberinto
de un provinciano jardín,
un aroma de celindas y de niños
pequeños
-esas voces atipladas-,
el
azufre en los racimos
y
la ardiente orilla del verano.
TUS MANOS
Como quien dice ángeles
son tus manos sobre el libro
palomas zuritas que aletean.
Abres los ojos al sueño que
descubres
y que de gozo te llena.
Todo lo viejo olvidado,
todo el dolor en sus límites.
Abrir los ojos te era necesario
para reconocerte en la historia que
lees.
MITADES
Arrastrar la nostalgia
por todos los contornos
cada domingo y vuelta atrás.
Como
partida en dos mitades:
una que lleva alegría al centro,
otra donde espera la noche
interminable.
RECUERDO
Porque así te recuerdo:
tus
ojos dos estanques persuasivos
destrenzando
enigmas;
tu
voz un son de arenas vivas
convidando al vuelo;
tu cuerpo dulcemente extasiado
ofreciéndose de pronto
como una brisa tenue.
TU MIRADA
Ahora que amanece, amor,
para la duda y también para el
llanto
el corazón se ensancha con el día
y tu mirada es una mar pintada
como una playa donde no estuvimos,
una mar gris perla con su jábega
adonde volver si aparece la
nostalgia.
ÍNTIMO
Desnúdame
al atardecer
donde
los pájaros ciegos inmóviles
sobre
la colcha adamascada.
Llévame
al país del norte del deseo
y
me acomodaré al hueco de tu mano
mientras
la noche cae y se eterniza
el
pañuelo rojo sobre la lámpara.
GATA
Mansamente
se me enreda en las piernas
y
me derrota su mirada densa
que
al sosiego invita.
La
luz del ventanal ocres derrama
y
mi mano de niña
se
afana en su atigrado pelaje
de
animal en la sombra.
EL ÁRBOL
Aquí
yace el árbol quebrado
de
verde fulgor perseverante
testimonio
de otros días.
El
vaho del otoño se derrama
y
estalla de luz entre las hojas
que
van a morir cuerpo a cuerpo.
EL RÍO
Miro
los ateridos lirios de la rivera
y
vacilan en este instante mío
los
pies asentados en el embarcadero
porque
una isla invita a la esperanza
y
el retorno ahoga la voz oscuramente.
No
alcanzaré a decir mi nombre
antes
de que me anegue en tu río.
LA NOCHE
Algo
trama la noche en su cielo propio.
Oscilan
las enredaderas al viento
y
embriaga el olor de los jazmines.
Un
perro ladra a la luna.
En
la terraza
el
esplendor de tu presencia.
MEMORIA
Me
estremece el crujido de tus hojas,
recordado
noviembre;
el
perfume que sorprende en las esquinas
y
la fruta ácida del otoño.
Cautiva
la memoria
vuelvo
al laberinto de mis horas de niña
por
calles olvidadas
por
pasos que antaño anduve
mucho
antes de encontrarte
y
que me encendieran los fuegos de San Telmo.
NOVIEMBRE
Esta
tarde de octubre en que los ramos
invitan
a penetrar en su hueco
y nos guiñan los
crisantemos cómplices;
esta
tarde que oculta la luz antes de tiempo
como
una señal distante,
nos
advierte del arribo esperado
de
noviembre y su día de difuntos.
MUSEO
Volver a tus estancias
nobles
donde
el universo es un sitio propio
que
crece conforme a mis pasos,
donde
el silencio es apenas quebrado
y
el gozo verdea como el árbol
que
se yergue, al socaire de un Velázquez.
PRIMAVERA
Ella
percibió los pasos breves
en
un rincón al sol
sobre
el altar de las muñecas.
El
aire tenía un trajín de polvo
un
soplo como de vida nueva
que
doraba su blusa.
Quién
pudiera volar sobre ese fulgor
y
ascender y asomarse al mundo.
F R Í O
Nada sino los montes
y
un mar sonámbulo
romperá
los espejos.
Como
un dedo que rozara
es
el soplo frío de diciembre.
Hay
una vibración en el aire
un
silencio de música
y
un viento repentino
que
naufraga en las esquinas.
INSOMNIO
Hay
en la noche un rostro
como
un agua remota
equidistante de los sueños
calcinadas
piedras en la almohada
y
una cólera que se enfría
en
submarinas formas.
Avanzo
por las horas quietas
inventando
fantasmas
y
pequeños dioses oscuros.
DELIRIO
La
fuente, un amigo, la palabra,
en
la lengua un sabor de ajonjolí
y
un espeso sueño verde
sobre
los párpados.
Se
posa el sol y los blancos chorros
son
como un agua honda que cae
una
luz temblorosa
que
delirios levanta
bajo
la clara sombra
de
los que a la noche pertenecen.
A M O R
Desnuda
derramo mi cántaro
como
un amanecer o un nacimiento
que
al otro lado de la noche me llevara.
Puerta
que se abre a pronombres enlazados
como
estrella de un mar ciego
cuando,
amor, me deshabitas.
INVIERNO
Cómo
cruzan las nubes
con
aquel viento de invierno
el
abanico olvidado
la
luz de la vela encendida
y
el peso de la lluvia en los geranios.
OTOÑO
La
ciudad se borra en seda malva
seda
del cielo en retales.
El
sigilo del mar es una hilandera
que
teje neblinas desvaídas.
El
viento rasga suavemente
todas
las costuras y se adentra
por
la playa hasta encontrar
las
mustias hojas de los árboles.
PALABRAS
Recordar
cómo nombrabas tú las cosas.
Tus
palabras como agua sonaban,
como
agua que hablara en la noche,
agua
que fulge y pasa
por
los ríos de mis días.
EL FINAL
Pasaron los años y los amantes
los ríos pasaron
con su luz estremecida.
Porque todo llega demasiado pronto
a qué engañarnos
y porque, aún con la esperanza,
la fatiga existe.
M A R
Como
piedra en las orillas
percibo
tu oleaje.
Codicio
los espejos en fuga
del
mar y sus misterios.
Y
en la quietud de la tarde
quisiera
ser una pequeña barca
con
el viento de favor.
JACARANDÁS
Me
he acercado
al
abrigo de los matorrales.
Por
el camino angosto
avanzan
las muchachas
mientras
cae la lluvia
ligeramente
morada
de
las jacarandás.
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ROSA RUIZ GISBERT. BREVE NOTA BIOGRÁFICA
Rosa Ruiz Gisbert es Graduada Social, con dos cursos de Abogacía. Tiene publicada numerosa poesía en colectivo y en solitario, cuadernillos editados en la imprenta Dardo (antigua imprenta Sur), al cuidado de Ángel Caffarena, los hermanos Andrade y Rafael Inglada, así como relatos. Es cofundadora de la Asociación Alas. Se le concedieron varios premios, tanto de poesía como de relato, entre otros un accésit del Premio Relosillas. Tiene varios relatos en prensa y en colectivo con la Asociación Alas. Figura en el diccionario de autores y obras Corona del Sur 1965-2000. Colabora en la Revista Cultural y Científica “Isla de Arriarán”.
“El hechizo de Lucy” es la primera de sus novelas que se edita.
“El hechizo de Lucy” es la primera de sus novelas que se edita.